(Imagen de la red)
Pocas veces, cuando menos lo esperas,
con los ojos dolidos de llorar
y la piel arrugada de sufrir,
con la sal desbordando tus instantes
tatuados en tu piel sin preaviso,
cuando buscas en tus suelas maltrechas
el camino perdido hacia tu Norte
y tu vida es un terco laberinto
de brillantes colores de mentira
desandado tantas noches de insomnio...
una luz discreta llega a tu vida,
besando tus párpados temblorosos
sabiamente, sin falsas ambiciones,
en forma de sencilla rosa azul.
Es entonces cuando hayas certeza
- ¡Certeza! Ya dudabas que existiera-
y la Verdad más grande que intuías
se toca con las puntas de los dedos.
© Laura Caro Pardo