6 de abril de 2022

ADICTA

 

 

( Imagen de la red) 

 

 Me confieso una adicta a la esperanza:

una fan de la luz y de la Luna.


Ha querido el destino colocarme

bajo el suelo del suelo, algunas veces.


Se ha empeñado la vida en reducirme;

en probar por la fuerza si soy fuerte,

si mi fiel energía es agotable.


No venció el Lexatín ni una batalla,

ni la rabia es un saco que me pese;

soy persona de bien, aunque me maten.



Resucito sin pausa y sin quererlo:

no me sale mirar media botella

si no es para verla medio llena.


Me coloco mi as bajo la manga:

el milagro soñado, la ilusión

de que todo es distinto y me sonríe.


Quizás soy el espejo de un suicida:

del que quiere luchar hasta morirse,

perdedor que se niega a ser derrota.


© Laura Caro Pardo